Esta mañana he visto amanecer desde un avión.

Me ha tocado sentarme al lado de la ventana y las vistas eran espectaculares.

El sol ha salido de entre unos nubarrones gigantes (que seguro tienen un nombre rimbombante) y en ese instante el avión ha metido varios meneos de esos que tienes que fingir que no te ha dado un mini infarto para no quedar de paleto.

El caso es que todo mi lateral ha empezado a hacer fotos al amanecer (yo también).

Y el chico sentado a mi lado le han dado como unos aspavientos de querer ponerse a sacar fotos pero se ha controlado por no pasarme el brazo por la cara.

Tras pasarse varios minutos con el baile de sambito parece que ha desistido y se ha dormido.

Por otro lado me ha tocado detrás un niño con la altura justa para practicar karate con con mis riñones.

Pero no me quejo, por fin tras empezar la pandemia puedo volver a volar.

...

Lo bueno de mis cursos es que no depende del sitio que te toque para poder verlos bien.

Pero que te toque un pesado al lado o un niño karateca ya dependerá de ti y tus circunstancias vitales.

David Perálvarez