Ayer por la tarde decidimos ir a la playa con mi amigo.

Él propuso coger su moto y a mí me pareció bien porque así llegaríamos antes y aparcar sería un suspiro.

Yo no recordaba qué moto tenía y cuando pasó a buscarme, me presenté en bañador y manga corta.

Él iba vestido como un power ranger: pantalón largo, chaqueta de moto... y hacía un calor bastante sofocante.

A lo que, inculto de mí, le pregunté:

"¿El plan era ir a bañarnos? ¿o vamos a tomar algo?"

La moto era de gran cilindrada (creo que le dice así) y me respondió:

"Anda tira para arriba y ponte ropa larga"

Volví a presentarme con unos tejanos y una sudadera de capucha y cremallera.

Entonces me preguntó si alguna vez había ido en moto y yo le dije que por supuesto, mi novia tiene una moto y vamos por Barcelona alegremente.

Total que salimos y al coger la autopista yo pensé que aquel sería mi último viaje.

A mí que me encantan las montañas rusas, aquello parecía que fuera a salir volando y para colmo, la cremallera de la sudadera resultó estar rota y notaba todo el rato como se bajaba pudiendo abrirse como un paracaídas.

No me quedó otra que ir mordiendo la cremallera en la parte superior y resignarme a esperar que el viaje durara poco.

Un show vamos.

La vuelta a casa ya no me pilló por sorpresa, me puse una camiseta corta encima de la sudadera y guardé la capucha debajo. La sensación no tuvo nada que ver.

Cuando programas sucede algo parecido: ves un curso, vas confiado, te pegas el hostión y entonces aprendes.

¿Y no es lo bonito de nuestra profesión?

Aprende (con el ciclo de vida anterior) a desarrollar para WordPress en SiliCodeValley.

David Perálvarez