Cada año, cuando faltaba poco para el día de reyes, mi buen amigo Carlos y yo nos recorríamos todos los bazares chinos de la ciudad persiguiendo un importante objetivo:

Encontrar la muñeca más cutre que pudiera existir.

Y es que el día de reyes coincidía con el cumpleaños (y santo) de mi difunta abuela Dora.

Dora era una abuela increíble, no de las que te cocinan como los dioses, pero sí cariñosa, divertida y gamberra como ella sola.

Era tan guay que Carlos y yo nos pasábamos las tardes con ella y nos hacíamos rabiar los unos a los otros.

Volviendo al tema de las muñecas.

A Dora le encantaban. Como más cutres, con brilli brilli y música incorporada mejor.

Y es que, como la de casi todas las personas de esa época, su infancia fue dura y de pequeña no tuvo muñecas. Quizás esa es la razón de sus gustos.

El caso es que Carlos y yo ese año nos superamos.

Encontramos una muñeca rubia y con vestido rosa, subida en un un zapato de tacón verde chillón a modo de vehículo, que al encenderlo empezaba a dar vueltas como una posesa con la canción de:

"I'm a Barbie girl in a Barbie Wooorld, life in plastic is fantastic..."

Al verlo mi abuela soltó otra de sus frases preferidas: "Ayyy que cosa más primosora", vamos que le encantó y fue el regalo estrella de ese año.

No recuerdo cuánto valió la muñeca pero lo que es seguro es que su precio no tenía punto de comparación al de una Barbie original.

Esta historia me recuerda mucho a las personas que piensan que porque academias como la mía valen un precio mucho menor de lo que cuestan los famosos Bootcamps, no van a aprender nada.

Y lo mismo se sorprenden muy gratamente, como le pasó a mi abuela con su muñeca, al ver el contenido.

En SiliCodeValley aprenderás un oficio sin necesidad de hipotecarte.

David Perálvarez

PD: no tengo nada en contra de esos programas intensivos, al contrario, creo que son geniales.