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Durante toda mi vida he sido un hater de la ciudad condal.
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Siempre a reventar de turistas, atascos de coches por todos lados, precio de la vivienda desorbitado, imposible de aparcar si no pagas un parking privado y ahora hay que sumarle el riesgo de morir atropellado por un patinete o repartidor de Glovo.
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Bueno, la realidad no es que odiara Barcelona sino el estrés que me provocaba.
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De hecho, yo soy de Sabadell y me gustaba visitarla de vez en cuando, pero solo a pasar el día.
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Y siempre me repetía a mí mismo: "Ni que me regalaran un piso viviría aquí".
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Y no iba de farol, era tan fan de la tranquilidad que hasta hace poco he vivido varios años en Castellterçol, un pueblo muy bonito de montaña, donde en invierno viven 4 gatos contados.
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Peeeero las cosas cambian...
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Conocí a quien hoy en día es mi pareja y resulta que vive en Barcelona (y mira tú por donde le encanta).
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El caso es que tras conocer la ciudad a través de sus ojos ha hecho que mi visión haya cambiado.
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Ahora me gusta Barcelona, sus barrios, sus calles, sus parques, sus restaurantes, su ocio... y puedo apreciar todas las ventajas que siempre me negué a aceptar (aunque sigo en mis 13 con lo escrito al inicio del correo).
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Con la programación web pasa lo mismo, durante años se ha repetido el mantra de que la programación es complicada, aburrida y solo al alcance de unos pocos elegidos.
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Pero te aseguro que todo depende de la forma en cómo te adentres a ella.
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No es lo mismo que te den un tochazo de libro y te apañes por tu cuenta, que unirte a mis cursos donde aprenderás desde cero, paso a paso y en buena compañía (la mía y la resto de alumnos que están en tu misma situación).
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