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Esas masías antiguas reformadas en medio del campo, en pueblos de 4 habitantes, con más sillas que una sala de cine y con chimenea y barbacoa para que los que somos de ciudad nos sintamos en conexión con la naturaleza.
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Luego está el tema de las habitaciones, que como las casas son del año 1500, no se imaginaron que en la actualidad irían grupos de 15 personas a jugar a juegos de mesa y emborracharse y por tanto, a la hora de repartirse las camas suele ser un drama (y no te digo nada si vas con un grupo de amigos que no es el tuyo, al final te toca dormir con el amigo del amigo de X).
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Se podría decir que son una forma de practicar el trabajo en equipo, la paciencia y la tolerancia (te toca escuchar las playlist de tu compañero de alcoba random antes mencionado y por reglas sociales no puedes lanzar su móvil a la chimenea).
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Dejando de lado el costumbrismo mágico que envuelve este tipo de turismo, si como yo sueles trabajar solo y de vez en cuando te toca trabajar en equipo...
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PD: no me deben sentar muy bien las casas rurales, cuando he programado el correo para dentro de 10 días, en lugar de hoy 🙄
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