Una de las cosas que más me duelen de estos meses que estoy viviendo en Bali es la cantidad de perros y gatos callejeros que hay y lo desnutridos y enfermos que están.

De hecho una de las primeras reglas que te cuentan cuando llegas a la isla es que a los perros y gatos no hay que acercarse ni tocarlos porque muchos pueden tener la rabia y contagiarte en caso de mordida.

Bien, pues hace un par de semanas que está mi pareja por aquí y lo primero que hizo fue empezar a tocar a todos los gatos y perros de la isla.

La cosa no acaba aquí, llevaba meses insistiéndome que debía comprar una bolsa de pienso y llevarla siempre en la moto para darles cuando me los topara por la calle, pero yo que soy demasiado pragmático no lo hice, al pensar que eso no solucionaría el problema de base.

Pero hoy, tras haber visto ya demasiados perritos y gatitos desnutridos en nuestra ruta, hemos terminado en un supermercado comprando pienso y paquetes de frankfurts y en plena noche oscura, en un pueblito perdido en la montaña, nos hemos subido a la moto y camino a casa nos hemos ido parando a repartir frankfurts a cada perrito que nos hemos cruzado.

Obviamente eso no va a hacer que se acabe la problemática en la isla, pero al menos esos perros se han puesto bien contentos.

Y es que hacer el bien aunque no salve el mundo, lo mejora.

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David