Hace como un año te hablé de melones en esta newsletter y hoy (redoble de tambores innecesario) vuelvo a hacerlo.

Resulta que en el barrio donde me crié y estoy viviendo de nuevo durante estos meses de transición, existe todo un ecosistema de negocio sobre ruedas.

Y lo llamo así porque por un lado pasa el camión de las bombonas de butano haciendo sonar el claxon como un maldito demonio y al es un barrio muy tranquilo, se le escucha a 4 manzanas alrededor de mi casa.

Después tendríamos al tapicero, el que tapiza tus cojines y sofá y van con un altavoz que predica al cielo:

"¡El tapicero! Tapizamos todo tipo de cosas, tu sofá, sillón, cojines, sillas..."

Aquí nunca he sabido si al pararlos se meten en tu casa a trabajar o se lo llevan todo en el camión y nunca más los vuelves a ver.

Y por último está mi preferido:

"¡El melón manchego hasta la puerta de su casa!"

Bueno, en realidad venden varias cosas: patatas, melones y el entrañable melocotón "gordo".

¿Por qué te cuento esto? Porque todos ellos tienen un elemento en común: hacen las cosas bien.

El barrio donde vivo está lleno de gente mayor y por tanto:

- No salen de casa y la compra tiene que venir a ellos.
- Están medio sordos.
- Se pasan el día sentados en el sofá que necesita ser tapizado.
- ¿Le gusta el melocotón gordo?

En cambio muchos compañeros del sector se quejan de que no tienen trabajo pero no veo que ninguno haga nada para conseguirlo.

Algunos por tener no tienen ni web donde anunciar sus servicios de desarrollo web.

No basta solo con formarte bien (no podía faltar la cuña).

Debemos comunicar lo que hacemos a nuestro público y da igual como:

- Con un blog
- En redes sociales
- Bailando en TikTok (paremos esto ya)
- Con un podcast
...
- O enviando un correo diario hablando de melones

Pero no te van a llegar sentado en el sofá sin tapizar, maldiciendo al claxon del butanero y conformándote con melocotones normales (en lugar de los gordos).

David